Una recreación simbólica a través de la palabra de los posibles universos ocultos que emanan de la mitología de la literatura fantástica y de terror. Persiguiendo, entre otras, las huellas del mito de Drácula; y defininiendo aspectos de la pulsación humana más recóndita y secreta.
Reflexiones, sentencias, crímenes, misterios inconfesables, preguntas al vacío, paraísos de repente. Un libro donde se afrontan riegos y lo humano juega a traspasar sus fronteras, transmutándose en animal, milagro o demonio. La consigna: Matar y/o morir.
PUNTOS DE VENTA
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OPINIONES DE LOS LECTORES
Comentarios y reseñas sobre El inciso de metal
José Martín Molina, un escritor como la copa de un pino: inmenso, profundo, frondoso e intrigante. No os lo perdáis.
Debemos saludar la antipoesía de algunos otros jóvenes poetas; muy en especial la de José Martín Molina, por su acendrado hedonismo y excelente sentido del humor. La antipoesía de ambos autores [Bins y José Martín Molina], a su modo diferentes y complementarias entre sí, nos permite reparar, tal como César Vallejo nos lo enseñó, en que el hábito no hace a la poesía ni, mucho menos, al poeta. Es decir, nos permite mantener abiertas las ventanas, de saludable aire fresco, en la irrespirable capilla de yuppies en que pareciera iba a convertirse toda la poesía española a manos de los del negocio de la «experiencia».
publicado en la revista Babab (ver más)
Sin atender a nacionalidades ni a generaciones, y mucho menos a etiquetas de alta poesía o poesía popular, entre los poetas que he descubierto aquí destacaría a Déborah Vukusic, Óscar Pirot, Álvaro Guijarro, Bárbara Butragueño, Toño Benavides, Antonio Díez, María Salgado, Dani Orviz, Miriam Reyes, Óscar Curieses, Enrique Falcón, Alejandro Céspedes, Rodrigo Galarza, Anouk A., Andrés Neuman, Billy MacGregor, Pedro Arguedas, Elena Medel, Silvia Oviedo, Omar Pimienta, Ana Gorría, José Martín Molina, Mercedes Cebrián y otros treinta que me olvido para evitar el aburrimiento.
Eres el mejor, no dejes nunca de escribir plis, tus páginas web son bonitas… pero tus poesías me erizan la piel.
Interesantes escritos de @kulodezebra en http://t.co/aGWVwDxzTa Literatura moderna e impactante.
[…] El niño para mi antología, lo conocí, ya de otra manera. Me dejó sus textos y flipé con ganas y demás con su poesía rotunda, escabrosa y auténtica. Y ahora me explico, como debe hacer una presentadora formal, que para eso me han llamado y digo, primero escuetamente y a través de adjetivos muy bien pensados, medidos y concretos que: la poesía de José Martín Molina es ácida, tierna, variada, de temas y matices, dulce, sensual, muy sensual, fuerte, cínica, atormentada, marginal, efectista, tenebrosa, violenta muchas veces, apasionada y hasta cruel otras. Y digo en segundo lugar, que por sus versos desfilan las vivencias casi físicas, directamente asumidas como símbolo de este tiempo y esta sociedad, recorriendo en su creación poética un mundo complejo y torturado, cínico y poblado de seres a veces absurdos, reales, fantasmagóricos, hechos y figuras aparentemente inverosímiles que llegan a sobresaltarnos con su terrible cotidianeidad.
Otro de los rasgos temáticos que aprecio en su poesía es el tema amoroso en una doble vertiente: el amor tradicional pintado de ternura y humor, y en otra vertiente, una escritura directamente sexualizada, en la que el poeta se recrea a veces con obscenidad e incluso escatológica, y de cuyo reto sale airoso recurriendo al tono irónico o provocativo, como dije antes, o bien, a la fuerza de un verbo apasionado y que nos transmite su vivencia de sexo, por muy inmediata y obsesiva que resulte, como una verdad última de su mundo personal y su concepción de la existencia. Esta asunción del sexo como punto neurálgico, de su cosmovisión, no olvidemos la edad que tiene, le permite afrontar el tema con toda dignidad y enlazar perfectamente ese erotismo ajeno a los cánones de la ortodoxia expresiva convencional con esa multiplicidad temática, esa orgía descriptiva y noveladora de sus dráculas, por ejemplo, convirtiéndolo en un poeta radicalmente heteróclito, aunque convengo en señalar, o en señalarle a él, que tanta pluralidad de caminos en su cartografía creadora, esa incontinencia ajena a todo sentido de la ponderación, puede llevarle, si no coge bien cogidas las riendas, a un camino lleno de riesgos y extravíos de los que espero, sé, sepa salir sin perder su norte. […]