Madonna es de plexiglás
Cada aparición de Madonna es una especie de neoglaciación de la rubia metafísica, piel y lujo del deseo, codicia de fans, envidia de otras rubias míticas que se ajaron prematuramente.
¿Esconde algún secreto Madonna? ¿Quizá si rascamos su cutis helado y fresco, y se despelleja la piel, nos encontraremos con la “Diana” de la serie de televisión “V”?
Madonna, rubia marciana, rubia infinita, rubia jet, rubia barbie.
Quizá su secreto sea: no perder la esencia, pero re-adaptarse y re-inventarse en el marketing de la actualidad. Ser a la vez ninfa infinita del deseo y mito por derecho, mientras con talento, constancia y aeróbic se perpetúa en las galerías del futuro.
Madonna, superviviente radiante y supraviviente camaleónica de entre los malparados dinosaurios que surgieron en los años 80. Veinte años de música pop destrozan a cualquiera. Menos a Madonna, claro.